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miércoles, 29 de junio de 2016

Reseña de "El silencio de las tierras altas" de Steinar Bragi



TÍTULO: El silencio de las tierras altas
AUTOR: Steinar Bragi
EDITORIAL: Destino

SINOPSIS
Dos jóvenes parejas, víctimas de la crisis financiera, se internan hacia lo desconocido en un viaje de pesadilla a través de zonas volcánicas de Islandia. Arrogantes, urbanos, hipertecnológicos y con tendencia a las adicciones, se ven sobrepasados por una naturaleza hostil que multiplica sus fantasmas y los lleva al borde del precipicio. Lo tenían todo: riqueza, poder, estatus, y lo van a perder todo. Un page-turning que analiza la relación entre el hombre moderno y la naturaleza, ese espacio salvaje donde las reglas de la civilización no tienen ningún valor.

OPINIÓN
El terror y las historias que te dejan esa sensación de irrealidad, de confrontación con el mundo, con la mente llena de preguntas que vas respondiendo a lo largo de días, semanas o que te asaltan incluso años después durante una conversación; esas son el tipo de novelas que siempre me han llamado la atención. Autores como Lovecraft o Hodgson ocupan mi imaginario desde edad muy temprana, algo que se nota en mi forma de escribir o en las lecturas que me apasionan.
El silencio de las tierras altas es una de esas obras. La escogimos para el Club de Lectura que organizo en La Font de Mimir y me ha sorprendido gratamente. No llega a la altura de los maestros, pero se nota que ha bebido de ellos o, al menos, el autor ha sido acosado por los mismos seres abisales. Una historia tejida con secretos y máscaras, que nos habla del autoengaño social y personal.
"En aquella foto había algo que la perturbaba: cómo se inclinaba la mujer hacia el hombre con un hombro algo levantado, como para sostener alguna cosa que no se veía; o la composición misma de la foto; las proporciones nada naturales del fondo".
Un viaje entre supuestos amigos, un accidente por pérdida, un caserón en medio de la nada, dos ancianos con demasiados secretos, y aquello que se oculta donde no queremos mirar.
"—¿No os parece extraño lo de esta casa? (...) Tienen tapiadas las ventanas de la planta baja —continuó—, aún se nota la forma. Y también estoy bastante seguro de que la entrada estaba originalmente al nivel del suelo, donde está ahora la escalera. (...) He dado la vuelta a la casa, no hay un solo agujero en el piso de abajo, excepto el que produjo el todoterreno en la pared".
Aviso, por mucho que nos la quieran vender como novela negra, no es este género el que encontraremos entre sus páginas. Sí, tiene ritmo de thriller y el aura de misterio envuelve cada palabra, pero, más allá de eso, estamos ante una novela de terror psicológico y onírico que resulta perturbadora. Mezcla la realidad íntima de unos personajes perdidos en ellos mismos, en un desierto y encerrados en una casa, en una roca, en su mente, con las leyendas sobre duendes y espíritus de la naturaleza. 
Una naturaleza fiera y al mismo tiempo inerte, con seres más allá de la realidad y la pesadilla. Una normalidad corrompida y extraña. Páginas con secretos visibles que somos incapaces de descifrar.
"Podía percibir la casa entera, hasta el más mínimo movimiento, hasta el más mínimo sonido. Estaba sola en la oscuridad con aquello que había aparecido en medio del fogonazo (...) sentía el revólver clavándosele en el muslo, pero siguió adelante y llego a su cuarto, donde tuvo arcadas y vomitó en el suelo. Después trepó a la cama y se durmió al instante, como si la hubieran apagado".
La narrativa puede resultar confusa, algo que al principio nos parece una mala traducción, comprendemos más adelante que es parte del juego del autor, quien nos va haciendo guiños durante toda la historia para señalarnos aquello que no encaja. Mezcla la trayectoria íntima de los personajes con lo que sucede en los arenales y la casa, pudiendo así llegar a la historia de esas tierras para nosotros extrañas y a las mentes y vidas de unos personajes que se van destapando a lo largo de la novela, mostrando sus cuerpos desnudos, sus vísceras, la verdad de porqué son así.
"Inmediatamente, al lado de la puerta distinguió un interruptor en la pared. Encima de él estaba escrito con letras mayúsculas: ‘Mírame’. El interruptor no parecía tener nada de particular, pero ¿qué era lo que tenía que ver?".
No podía faltar la crítica social, hacia el ansia de poder, esa voracidad materialista y sexual que nos deja con el espíritu vacío, insensibles emocionalmente, que nos aboca al alcohol y al embotargamiento para no pensar, no recordar, no “ser”.
El título y la portada me hicieron volver la vista a Las colinas tienen ojos y, pese a que no sigue los horrores del film, sí que tiene un cierto regusto. Ese desierto inabarcable del que los personajes no pueden huir, una casa a la que vuelven una y otra vez en busca de refugio; un pueblo más allá de un abismo rugiente y helado, la sexualidad y el salvajismo separados por una fina línea de polvo que el viento arrastra con demasiada facilidad.
"Si existe algo que nos hace libres en este país es eso, lo sepa la gente o no lo sepa. Las tierras altas son como una caja de resonancia de todos y cada uno de nuestros pensamientos...".
Además, el autor ha sabido mezclar las leyendas autóctonas con la crítica ecológica y moral; unos duendes muy distintos a los que estamos acostumbrados, terribles y hambrientos, que me trajeron a la memoria al “ser” de Monster, el manga de Naoki Urasawa.
"(...) y la moraleja de la historia, según dijo, era ésta: escucha a tus hijos, y si ellos ven algo que tú eres incapaz de ver, debes tener miedo".
Su final no es apto para todos los públicos, no porque sea duro o trágico, que lo es, sino porque está abierto a interpretaciones, a diferentes “posibles” que convergen en uno solo, unificándose en la locura del propio lector. El autor nos deja con ese sabor metafórico, entre el sueño, la leyenda y la realidad, con imágenes calmas que, a causa del desconcierto, son más perturbadoras que el horror que hemos vivido páginas antes.
"Pero, aunque la historia funcionara, pensaba Vigdís, eso no quería decir que fuera cierta".
En mi opinión, una obra llena de matices que nos recuerda a los grandes del género y se lee en un suspiro, con un ritmo que no deja de acrecentarse, como el cauce del río glaciar al que se enfrentan los personajes.
Recomendada a los amantes de las historias que te extravían y desentrañan la mente, a los lectores de terror y a aquellos que gusten de los relatos extraños. No apto para quiénes guarden demasiados secretos turbios o aquellos que se espanten fácilmente.

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©Isabel del Río

Febrero 2016


miércoles, 22 de junio de 2016

Entrevista a Gemma Pellicer


Gemma Pellicer (Barcelona, 1972) es licenciada en Filología Hispánica y Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona. Trabaja como editora de textos de ficción y cultiva la crítica literaria en la revista Quimera. Escribe microrrelatos, cuentos y aforismos, piezas que han aparecido recogidas en antologías como Mar de pirañas. Nuevas voces del microrrelato español (Menoscuarto, Palencia, 2012), en edición de Fernando Valls; La música de las sirenas (Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal, Toluca, México, 2013), al cuidado de Javier Perucho;o Aforistas españoles vivos (Libros al Albur, Sevilla, 2015), de José Luis Herrera. Además, es corresponsable de la antología Siglo XXI. Los nuevos nombres del cuento español actual(Menoscuarto, Palencia, 2010). Tiene un libro de narrativa breve en su haber, La danza de las horas (Eclipsados, Zaragoza, 2012). Maleza viva (Jekyll & Jill, Zaragoza, 2016) acaba de ver la luz.

Reseña de Maleza Viva:


ENTREVISTA
IDR. ¿Cuáles fueron tus inicios en el mundo de la escritura?
GP. Fueron, creo, bastante comunes. Fui una niña lectora a la que le gustaba más leer que jugar. Leía lo que caía en mis manos: novelas, tebeos y cuentos de autores clásicos y juveniles. A los 9 años empecé a escribir un diario, lo que no era nada extraño entre los jóvenes de principios de los ochenta. A los 12 años empecé a fantasear con la idea de escribir y a esbozar pequeños cuentos, que regalaba a mi abuela con algún dibujo que lo ilustrara.
IDR. ¿Qué eres antes: lectora o escritora?
GP. Lectora. La lectura es el verdadero (y más firme) camino para llegar a poder escribir algo decente. Y para desarrollar, dotándola de profundidad y alcance, tu imaginación. Estoy convencida de ello.
IDR. ¿Quién te inició en el mundo de la lectura?
GP. Mi abuela nos contaba cuentos o historias a mis hermanas y a mí cuando nos acostábamos. En casa la lectura habitual de los mayores era, básicamente, de periódicos. Pero también recuerdo a mi padre encerrándose en su despacho a trabajar. Lo que consistía en emborronar muchos papeles, mientras fumaba un cigarrillo tras otro. Esos momentos los recuerdo con mucha nitidez. Escritura y lectura fueron siempre de la mano.
IDR. ¿Cuáles son tus primeros recuerdos relacionados con libros?
GP. La primera biblioteca que descubrí como tal, en el sentido de estar formada por un montón de libros puestos a mi alcance, fue la de mi escuela. Habían erigido una casita en mitad del patio del colegio para tal cometido, y yo era feliz. Recuerdo cómo, a partir de cierto momento, dejamos de leer en clase todos los viernes para desplazarnos hasta la biblioteca a leer en voz baja lo que nos diera la gana durante una hora entera. A mí, esa hora, se me pasaba volando. También recuerdo la colección de tebeos y cuentos infantiles que había en casa de mis abuelos maternos. Y la biblioteca enorme con libros para mayores en casa de los paternos.
IDR. Tus primeros pinitos como escritora, ¿qué recuerdas de ellos? ¿Conservas algún escrito?
GP. Conservo algunos escritos de juventud. Recuerdo cómo, a partir de cierto momento, me entretenía más escribiendo historias que dibujándolas. Y que en esa actividad de tirar del hilo de la narración se me abría todo un mundo de posibilidades. Años después, me regalaron una libreta verde de tapas duras y en ella escribí mis primeros poemas. Un día, sin embargo, la abandoné de golpe, porque no veía que la escritura me condujera a ningún sitio. Sólo más tarde entendí que el oficio de escribir consistía en eso precisamente: en hacerlo sin la certeza de poder llegar siempre a buen puerto. O adonde te hubieras propuesto llegar. La escritura te sacaba de tus casillas. Ésa era su principal virtud. Pero yo era demasiado joven para entenderlo y la abandoné un día, aunque continué leyendo.
IDR. ¿Qué te llevó a buscar editorial? ¿Cómo fue tu experiencia?
GP. Mi experiencia le debe mucho al blog, que mantengo más o menos actualizado desde febrero del 2006; veo ahora que justo ha cumplido 10 años. Escribir y publicar en la bitácora primero y, sólo meses después, empezar a recibir la atención y comentarios de los primeros lectores, me empujó a buscar editorial y a sentir la necesidad de publicar en papel; a alimentar esa ilusión.
IDR. Para aquellos que busquen casa para su manuscrito, ¿podrías darles algunos consejos?
GP. Que sean muy pacientes, pues a la hora de publicar las prisas no son buenas. Tampoco hay necesidad de precipitarse, dado que cuanto más oficio tengan, mejor podrán abrirse camino, con mayor seguridad. La escritura es una carrera de fondo. Y nunca es demasiado tarde si lo escrito tiene calidad.
IDR. Maleza viva es una antología de microrrelatos y, a la vez, un poemario. ¿Cómo se te ocurrió crear un libro así? ¿De dónde surgió la chispa?
GP. Yo lo encuadraría más bien dentro del género del microrrelato, puestos a buscarle una filiación, aunque es cierto que algunas de sus piezas podrían leerse como poemas en prosa. Me gusta esa hibridez. Siempre me ha gustado que la literatura pueda abarcar, y significar a un tiempo, muchas cosas y, en especial, ese eclecticismo que permite el microrrelato, pues da cabida a géneros tan dispares como la fábula, el ensayo, el aforismo, la carta, el diario, las memorias, la narración breve, el poema en prosa y más. Aunque suene paradójico, el microrrelato resulta casi tan versátil como una novela.
IDR. Jekyll & Jill es una editorial independiente que cuida al detalle todos sus libros, mimándolos a lo largo de todo el proceso, ¿cómo es la experiencia de trabajar con ellos y ser autora de un sello así?
GP. Estoy muy contenta con el trabajo que han hecho mis editores. Conocía su trayectoria y pensé que a un libro de microrrelatos como éste, fronterizo por así decir, le iba a favorecer publicar en un sello semejante, que ha destacado siempre por sus apuestas arriesgadas.
IDR. Hay escritores que dicen que les es más sencillo escribir novela que relato o poesía, y otros a los que les ocurre al revés. Además, existe el mito de que la novela es más complicada, o que un escritor empieza con poesía o relato para culminar con novela. ¿Tú qué crees? ¿Qué fue primero: el huevo o la gallina?
GP. No puedo opinar con conocimiento de causa, pues de momento sólo he cultivado la literatura breve (aforismos, microrrelatos y cuentos), aunque sospecho que cada género te pide y exige cosas distintas como escritor. A favor de la narrativa breve, de la que sí puedo hablar, diría que, más allá de las apariencias, la brevedad bien entendida también es un grado.
IDR. Entre los microrrelatos, poemas y aforismos que componen el libro, podemos sentir cierta ironía hacia la vida y la sociedad que nos rodea, además de una contemplación profunda hacia la naturaleza y la mente/emociones humanas. ¿En qué te inspirabas y qué querías transmitir al lector? ¿Crees que lo has conseguido?
GP. Es cierto que varias piezas ponen de manifiesto una determinada crítica social al cuestionar abiertamente algunos de los valores más celebrados de nuestra civilización: pienso, por ejemplo, en la devoción actual por la tecnología, o el apoyo acrítico al capitalismo más feroz, mientras las personas enferman a diario de forma creciente. Frente a esta deshumanización cada vez mayor, la vuelta a la naturaleza se presenta aquí, de algún modo, como la recuperación de un locus amoenus salvífico, donde los ciclos naturales se cumplen al margen del influjo pernicioso del hombre; capaz de sanarlo, por tanto, del desequilibrio continuo que genera.
IDR. Maleza viva no es un libro fácil de colocar hoy en día en las estanterías, pues está dirigido a un público muy concreto, ¿cómo están reaccionando los lectores? ¿Y los libreros?
GP. Creo que muy bien, por fortuna. El libro salió a mediados de enero y he visto que está en las principales librerías. Al margen de a quién pueda acabar interesando, Maleza viva aspira a seducir al público lector más amplio posible.
IDR. ¿Cómo estáis encarando el tema de la promoción? ¿Qué tal funcionan los canales tradicionales? ¿Y las redes sociales? ¿Hasta dónde llega el papel del autor en esta tarea tan importante para la visibilidad de un nuevo libro en un panorama inundado de títulos?
GP. En relación con los canales tradicionales, y pienso sobre todo en la prensa escrita, a veces parece como si dispusieran de menos libertad a la hora de ocuparse de un libro poco obvio, aunque a ellos les lleguen los ejemplares con preferencia. De modo que ya sólo queda esperar su reacción, en caso de producirse. En cuanto a los alternativos, como bitácoras y redes sociales, dada su mayor inmediatez, acostumbran a hacer más ruido que la prensa cultural, sin que unos y otros sean en absoluto incompatibles; antes bien, creo que se complementan entre sí. Sea como fuere, la apuesta por la prensa cultural es siempre a largo plazo. Una vez escrito el libro, el autor debe ayudar a que éste se difunda lo mejor posible. Aunque, lo importante, al fin y a la postre, no nos engañemos, sea la calidad de lo publicado.
IDR. ¿Cuánto de Gemma hay en tus historias y poemas?
GP. Las piezas que reúne el libro son producto de la imaginación, aunque también aparezcan en él personajes e historias reales, y aun otros que son arquetipos, como el hombre cautivo, el hombre libre o la figura del tentetieso. En definitiva, hay vida e invención entremezcladas en la recreación ficticia de experiencias vividas. Hacia el final del libro, por ejemplo, aparece un narrador femenino en primera persona cuya voz es netamente impostada, aunque finja confundirse o identificarse con el autor para lograr una mayor cercanía y un efecto de realidad; pero no deja de ser un recurso más. La literatura es un baile de disfraces.
IDR. ¿Cómo te organizas a la hora de escribir?
GP. En realidad, todo depende de que pueda disponer de un entorno adecuado que propicie la escritura, es decir, de tranquilidad y tiempo libre por delante.
IDR. ¿Tienes algún método?
GP. Escribo cuando la idea ha germinado lo bastante como para poder arraigar, crecer y desarrollarse con firmeza sobre el papel.
IDR. ¿Algún nuevo proyecto del que nos puedas hablar?
GP. Tengo escrito un puñado de cuentos (a caballo entre el microrrelato y el cuento literario moderno, de varias páginas de extensión).
IDR. ¿Cuál crees que es el papel del autor en la sociedad actual?
GP. Creo que el de cualquier época: contar los males de la sociedad, que acostumbran a ser abundantes y muy variados…
IDR. ¿Qué es lo que te llama la atención de un libro? ¿Y qué te tira para atrás?
GP. La belleza de su propuesta, la ambición o complejidad y el acierto de su escritura. Y la pretensión y la oquedad –cuando se presenta- de la palabra escrita.
IDR. ¿Qué estás leyendo actualmente?
GP. Ahora mismo estoy acabando de leer el libro-libreta tituladoÚltimas noticias de la escritura, de Sergio Chejfec, un ensayo acerca de la permeabilidad existente entre la escritura material o física, manuscrita e impresa, por un lado, y la llamadadigital, por otro, habida cuenta de que esta última se propone emular la primera; más allá de su naturaleza aparentemente inestable o inmaterial. Y he empezado a leer la última novela de Pilar Adón, Las efímeras, que me está interesando mucho.
IDR. ¿Nos recomiendas algún título?
GP. Esos dos, por ejemplo. O los que voy reseñando en la revista Quimera. Te enumero unos pocos: Whisna, el jardín de las luces, de Juan José Flores; Materia oscura, de Ángel Zapata; Orquesta de desaparecidos, de Francisco Javier Irazoki; la poesía de Eloy Sánchez Rosillo; La pecera, de Juan Gracia Armendáriz; Malas palabras, de Cristina Morales; La habitación de Nona, de Cristina Fernández Cubas; Los desayunos del café Borenes, de Luis Mateo Díez;El comensal, de Gabriela Ybarra; Ni puedo ni quiero, de Lydia Davis; junto con sus Cuentos completosTécnicas de iluminación, de Eloy Tizón…
IDR. Muchas gracias por concederme este ratito.
GP. Gracias a ti por la invitación.







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Isabel del Río
Marzo del 2016


miércoles, 15 de junio de 2016

Reseña de “Maleza Viva” de Gemma Pellicer


TÍTULO: Maleza Viva
AUTOR: Gemma Pellicer
EDITORIAL: Jekyll&Jill

SINOPSIS
Maleza viva es un libro de microrrelatos, en este caso próximos al poema en prosa y al aforismo, que baraja formas sentenciosas, narrativas y poéticas con otras dialogadas propias del microteatro. Su título remite a esa maraña de vivencias y sueños que supone toda existencia.

OPINIÓN
“Si te fijas bien, ese tío que parece ir a lo suyo y no estar para nadie eres tú”.
Si tuviera que escoger un libro para llevarme a un viaje, sólo uno, sin duda sería una antología de relatos, una obra de teatro o un poemario. Siento predilección por este tipo de obras, sintéticas y emocionalmente explosivas, llenas de matices, que reducen a la mínima expresión todo un universo.
“YO QUIERO TENER una vida COMO TÚ. dEJaR De SER PALABRA, mera sintaxis ridícula, ALZARME de una maldita vez DE LA NADA, ALCANZAR EL CIELO del ser”.
Jekill&Jill, una de mis nuevas editoriales de referencia, ha publicado una antología que mezcla poesía, microrelatos y aforismos en las mismas páginas. Además, si lo unimos al buen hacer de la editorial, que crea libros realmente preciosos —incluye un paquetito de semillas y todo—, nos encontramos ante uno de esos libros que puede considerarse un tesoro estético, por dentro y por fuera.
“Luego le sobrevino la vejez y, con ella, el olvido. Todavía hoy es posible percibir en su figura maltrecha el halo de quien retuvo en sí todo el misterio”.
Gemma Pellicer tiene una pluma irónica y sutil. Pasa de criticar una sociedad dormida y confusa, a relatarnos con belleza naturista la vida de un grillo o la suerte de un árbol sin hojas. Letras metafóricas y cargadas de guiños y claroscuros.
“En su casa colgaba el espejo calidoscópico por excelencia, ese capaz de reflejarla múltiple y cambiante como era: completa en ocasiones por la sucesión vertiginosa de pasados indelebles que se acumulaban; irreal otras, apenas perfilada por su memoria borrosa”.
El paso del tiempo, la incertidumbre de la realidad, la insensibilidad hacia la crueldad, la vejez y los sueños, el amor y el poder, temas fundamentales, claves en la literatura, tratados desde una voz clara, que juega con el lenguaje para confundirnos o, quizá, para que seamos capaces de ENTENDER.
“Veía sin ver porque todo lo veía. Muy probablemente también comiera ya sin comer, soñara sin apenas soñar, amara sin necesidad. Sus ojos la delataban”.
Resulta complicado hablar de una obra así sin destriparla, sólo puedo expresar mis emociones, tardes en que me he apachurrado en el sofá, con taza de té en mano, leyendo y releyendo, disfrutando de los pensamientos que provocaba en mí cada frase.
“Ahora ya sólo se acuerda de su destino de hombre cada vez que reconoce, en ese niño que juega entre los arbustos, sus mismos ojos de almendra”.
Se trata de uno de esos títulos que etiqueto de “libro de mesilla de noche”, es decir, aquellos a los que vuelves una y otra vez, de forma desordenada, paladeando cada palabra y meditando sobre ellas.
“Si bien han adquirido la inexplicable costumbre de ignorarse por completo, lo cierto es que se aman. Así las cosas, prefieren fingir un desprecio mutuo que los mantenga a salvo de procelosos naufragios (…)”.
Recomendado a los amantes de la poesía y lo breve-pero-intenso, para aquellos que disfruten de los libros que pueden leerse en cualquier dirección.
“Y yo he vuelto también a la plancha. Por uno de mis ojos el niño ciego lloraba”.

Entrevista a Víctor Gomollón, de Jekyll&Jill:

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Isabel del Río

Febrero 2016

viernes, 10 de junio de 2016

Café con Manel Aljama y un “Futur Imperfecte”


En el café con autor de este mes de junio charlamos con Manel Aljama sobre posibles futuros y el panorama actual. Temas como la cultura, la religión y la espiritualidad, la ciencia y la política fueron parte de la discusión. Finalmente nos cerraron la librería pasada media hora de las ocho y Carles, el librero de La Font de Mimir, nos llevó  a descubrir algunas curiosidades simbólicas del barrio de Horta.


TITULO: Futur Imperfecte
AUTOR: Manel Aljama
EDITORIAL: Anima Llibres

Manel aprovechó para hablarnos de su último libro, Futur Imperfecte, y responder algunas de las dudas que suscita su lectura.
Se trata de una novelita de 120 páginas de lectura ágil y vocabulario accesible. Una distopía juvenil vertebrada por una de esas historias de amor con poder para cambiar el mundo. Obra que sirve como introducción a los clásicos: Un mundo feliz de Aldous Huxley; Mecanoscrit del segon origen de Manuel de Pedrolo; o 1984 de George Orwell.
Recomendado para +11 años, como lectura en institutos para fomentar el pensamiento crítico y motivar el gusto por la lectura, y para aquellos amantes de la ciencia ficción que tengan ganas de recordar sus primeras historias del género.




Isabel del Río

Junio 2016

jueves, 9 de junio de 2016

Entrevista a Beatriz García Guirado


(Barcelona, 1983) es escritora y periodista. Licenciada en Periodismo y Guion, ha trabajado en distintos medios de comunicación. Es editora de la revista independiente Láudano(www.laudanomag.com) y colabora con la revista Quimera. Sus relatos han sido publicados en diversas antologías de cuento fantástico. 


El silencio de las sirenas es su primera novela.
Link a la reseña:


ENTREVISTA
IDR. Periodista y guionista, directora y colaboradora en revistas culturales, autora de relatos fantásticos. ¿Cómo te lanzaste a escribir El silencio de las sirenas? ¿De dónde surgió la epifanía?
BGG.  Durante un periodo de crisis, que a veces son los momentos de más creatividad. Al principio solo quería escribir una simple aventura marítima, tenía un amigo buceador y me explicaba anécdotas sobre personas que habían quedado atrapadas bajo el agua en estado de narcosis. Así que pasé un mes escribiendo frenéticamente una historia de sirenas y buzos y cuando terminé, la metí en un cajón y la olvidé. Tiempo después la retomé, porque me di cuenta de que el protagonista carecía de vida interior y empecé a narrar de nuevo la historia como un flujo de pensamiento, donde emergieron, como si rescatase del fondo del mar un buque hundido, todas las vivencias pasadas de Oless, sus sombras, y el manuscrito volvió a dormir. Y ya en una tercera fase, mientras estudiaba psicoanálisis, de repente se me revelaron los símbolos de la novela como parte de esa psicología del personaje, y ahí sí que nació El silencio de las sirenas como tal, donde incluso el océano era tan protagonista de la historia como este pobre buzo a merced de las corrientes.
IDR. Ahondando en tus recuerdos, ¿de dónde nació tu pasión literaria? ¿Cuáles fueron tus inicios?
BGG. De niña ya escribía y leía muchísimo. Era bastante solitaria y siempre estaba soñando despierta. Como nunca sentí que encajase demasiado, la literatura siempre fue mi refugio y mi mejor compañía. También escribía teatro y representábamos las obras en el colegio, que era religioso, y siempre estábamos bajo amenaza de censura. Pero creo que esa pasión literaria en buena parte se debió a mi necesidad como niña y luego adolescente de buscar respuestas y también como un mecanismo de resistencia.
IDR. ¿Quién te introdujo al mundo de los libros? ¿Tienes algún libro preferido, que haya significado una inflexión para ti?
BGG.  Mi abuela era una persona muy lectora, sobre todo de ensayos sobre la guerra civil, que era la época que había vivido. Pero creo que la persona que más me marcó, aunque suene un poco típico, fue mi profesor de literatura del colegio, Francisco Saavedra, con el cual descubrí La Odisea y también a Baroja y Shakespeare, y tenía un talento increíble para hacernos entender el sentido de las obras y a sus autores. Mi libro favorito de niña era Cien años de soledad, lo leí al menos una docena de veces y sabía de memoria fragmentos enteros.
IDR. ¿Qué te consideras antes: lectora o escritora?
BGG.  Creo que para ser un buen escritor debes ser primero un gran lector, así que me siento más lectora que escritora. Porque aunque un día tal vez no tenga nada más que contar, seguiré leyendo vorazmente. Hay demasiados buenos libros para lo corta que es la vida.
IDR. El silencio de las sirenas es una novela profundamente emocional y metafórica, ¿qué querías transmitir al lector?
BGG. Quería explicar la historia de un ‘loser’, un hombre corriente con un pasado traumático a sus espaldas en su desesperado esfuerzo por salir a flote y llegar a tierra firme. La aventura que vive Oless Svalbard es un intento no consciente de poner cada cosa en su lugar y entender lo que le ha ocurrido, pero, ¿acaso dominamos los elementos que viven en nosotros? Incluso La Odisea de Homero puede ser entendida en clave simbólica, pero tal vez si la hubiera escrito en el siglo XXI, Ulises nunca hubiera llegado a Ítaca. Yo quería explicar ese naufragio poniendo al mismo nivel el viaje como aventura física, emocional y sobre todo inconsciente.
IDR. El narrador de la obra es masculino hasta los huesos. Si no hubiera visto tu nombre en la portada, no hubiera sabido que eras una mujer. ¿Es complicado entrar en la voz de un/varios hombres?
BGG. Debe ser que, como dice Jung, tengo un ánimus, la parte masculina de uno mismo, bastante potente, porque siempre se me ha dado mejor narrar con una voz masculina. Pero cuando concebí el personaje de Oless y construí su pasado y su psicología, fue fácil entrar en su mundo y sus emociones. Creo que todos tenemos interiorizados una infinidad de personajes en potencia y al conectar con ellos es casi una posesión. Lo cual no quiere decir que no escriba otra novela en la que el protagonista sea una mujer, pero supongo que había una necesidad psicológica de dar rienda suelta a esa voz masculina y delirante.
IDR. La ironía y el desprecio hacia la mujer es continuo, ¿querías hacer una crítica y al mismo tiempo un retrato hacia la fauna y flora femenina? ¿Un retrato de la mujer como hembra, bestia y diosa?
BGG. Para Oless Svalbard, igual que para muchos hombres, la mujer y lo que representa resulta algo amenazante a la vez que seductor, igual que lo fueron mitológicamente las sirenas. Oless tiene una radiografía emocional complicada: una madre castrante obsesionada con las estadísticas de muerte súbita, una exmujer que, dado que su referente materno era el que era, no fue mucho mejor… Entender a la mujer es el motor del viaje y el motivo de su naufragio. Su simbología dentro de la novela no solo está presente en los personajes femeninos, que son proyecciones, sino incluso en el mar como útero materno.  
IDR. El caos, el laberinto temporal y los dejavús, empujan al lector preguntarse qué está ocurriendo, a fabular posibles finales o destinos para Oless y el resto de "personajes". ¿Qué tratabas de provocar? ¿Eres de las que cree que una novela ha de removerte por dentro?
BGG. Lo que hice fue preguntarme cómo sería narrar una aventura cuando los pensamientos y sueños del personaje toman tal relevancia que se sitúan al mismo nivel que la historia. Imaginar qué ocurría si de repente se hubiera desbordado esa presa y el agua desalinizada de nuestra consciencia se mezclase con la del mar de nuestro inconsciente, un espacio mental tan poco explorado donde la noción de tiempo, los recuerdos y las fantasías fuesen uno… Pocas veces se nos enseña qué hay realmente en el interior de un hombre; esto es lo que me propuse. Y sí, creo que es importante que una novela te remueva por dentro; tenemos demasiada tendencia a escapar de nosotros mismos, a conocer mejor lo que nos rodea que nuestro interior, y necesitamos historias que nos incomoden y nos provoquen para volver a mirarnos intensamente.
IDR. ¿Crees en sirenas? Y en caso afirmativo, ¿qué son para ti?
BGG. Como dice el sirenólogo Morris Cooper en el libro, la prueba de la existencia de sirenas es nuestra capacidad para imaginarlas. Yo creo en las sirenas como símbolo de la perversa seductora, que no tiene nada que ver con la imagen naïf y vaciada de todo poder que ha llegado a nuestros días. Los mitos viven en nosotros, nos explican quiénes somos. Cuando el héroe se enfrenta a un ser monstruoso, en realidad está combatiendo a una faceta de él mismo, su propia sombra. 
IDR. ¿Tienes algún método de escritura? ¿Qué haces antes de ponerte a escribir?
BGG. Soy una persona bastante caótica. Cuando una imagen se instala en mi cabeza voy tirando del hilo a través de música, fotografías, ideas, otros libros que podrían inspirarme; continúo la historia mentalmente y voy tomando apuntes. Si al cabo de un tiempo me aburro de la historia, la dejo. Si me atrapa lo suficiente como para sentarme a escribirla, entonces, arde Troya, porque todo lo demás pasa automáticamente a un segundo plano, lo cual, reconozco, debe ser bastante duro para quienes me rodean, pero no conozco otra forma de escribir. No soy la persona metódica que se obliga a dedicar a su novela una hora o dos al día.
IDR. ¿Algún nuevo proyecto entre manos del que nos puedas hablar?
BGG. Tengo una novela cocinándose en mi cabeza y en apuntes, pero todavía no ha llegado a ese punto de fascinación… Pero espero que la historia crezca y vuelva a secuestrarme, porque es un proceso que me fascina y me hace sentir viva.

IDR. ¿Cómo es trabajar con una editorial como Salto de Página? ¿Y cómo ha sido tu experiencia en el mundo editorial en general?
BGG. Nunca había trabajado con una editorial antes, y menos de este calibre, y reconozco que he tenido una suerte bárbara. Salto de Página es una editorial magnífica a todos los niveles, el profesional y el humano. No puedo compararla con otras editoriales, pero ojalá todos los editores fueran como el mío, que cuida y respeta tanto a sus autores. Y reconozco que es complicadísimo publicar en un momento como este; los escritores, sobre todo los que buscan su primera oportunidad, lo pasan realmente mal y cuesta mucho abrirse camino cuando intentas que una editorial que recibe cien o doscientos manuscritos diarios lea tu obra.
IDR. ¿Qué le recomendarías a un autor novel que busque editorial para su manuscrito?
BGG. Desde que publiqué la novela me escribe mucha gente para pedirme consejo y les cuento cómo me ocurrió a mí, y creo que está bien explicarlo porque el autor novel está muy desencantado y hay mucho oscurantismo de nuevas editoriales que quieren venderle su moto. Yo acababa de mudarme a Madrid por trabajo y me enteré de que el Festival Eñe organizaba la actividad ‘Cuatro editores en busca de autor’, presenté mi solicitud el último día de plazo pensando que no la escogerían, pero no fue así, y al cabo de una semana estaba sentada con Pablo Mazo hablándole sobre mi novela, le gustó la idea, leyó el manuscrito y me llamó.
Lo que quiero decir es que si uno cree en su obra debe seguir intentándolo una y otra vez, sin desesperarse, porque tarde o temprano puede llegarte la oportunidad. No es un camino fácil, es una carrera de fondo. Y sabes que eres escritor de verdad cuando a pesar de todos los obstáculos y las malas críticas, y las personas que intentan desalentarte, sigues escribiendo porque no conoces nada que te provoque más placer en la vida. Como me dijo una vez Ana María Matute, pasa de los premios y los aplausos, limítate a escribir y ya llegará.
IDR. La promoción de las obras es uno de los puntos fundamentales a la hora de llegar a los lectores. ¿Cómo la encaras tú? ¿Crees en los canales convencionales? ¿Y en las redes sociales? ¿Hasta dónde influyen los libreros? 
BGG.  A mí ese tema se me da bastante mal y me incomoda, soy una relaciones públicas de mis propios proyectos nefasta, pero creo, como tú dices, que es fundamental. Las redes sociales son esenciales para que un autor se de a conocer y luego, por supuesto, que aparezcan reseñas en medios y blogs, que es bastante más difícil y escapa mucho a tu control. Yo trabajo en un periódico y a la redacción llegan diariamente muchísimos libros y la mayoría nunca son reseñados, porque los medios tendemos a dar voz a lo que vende y ya la tiene, esto es así.
Los libreros son clave, porque, además, el buen librero lee la mayoría de los libros que llegan a su librería y sabe recomendarte. Yo soy muy fan de las librerías independientes porque son los mejores prescriptores de una obra. Aún recuerdo a mi librero de Badalona –la librería cerró hace años, tristemente-, pero era un prodigio; llegué a pedirle libros por temática casi de metabuscador, del tipo: busco una obra en la que el protagonista es un niño que tiene un lagarto como mascota y sus padres han muerto en un accidente de moto, y el hombre volvía con tres o cuatro. ¡Impresionante!
IDR. ¿Dónde crees que termina el papel del editor y empieza el del autor en la tarea de visibilizar una nueva obra?
BGG. Creo que es algo así como un tándem, pero no hay que olvidar que mientras tú sólo debes preocuparte de tu obra, el editor tiene que ocuparse de otros muchísimos autores y, o colaboras en dar a conocer lo que por otra parte es tu criatura, o desaparecerá en el montón de novedades.
IDR. Algunos dicen que las presentaciones son un recurso obsoleto de tiempos en que la comunicación entre lector-autor no era tan inmediata. ¿Qué opinas?
BGG. Yo no estoy de acuerdo, a mí como lectora me gusta ir a presentaciones porque te permite conocer un poco más al autor. Luego es cierto que te da visibilidad, pero también es muy interesante, sobre todo cuando el presentador de la obra es bueno, no necesariamente conocido, y da a los lectores otras perspectivas sobre el libro y hace preguntas que quizás nunca antes te han hecho. Me parece que en un mundo tan virtual debemos seguir manteniendo algo tan físico y humano como es una presentación, que sea más bien un diálogo o incluso una tertulia con tus lectores.

IDR. Como lectora, ¿qué prefieres: papel o ebook?
BGG. El papel, siempre.
IDR. ¿Qué es lo que te atrae de una historia y que te hace abandonarla?
BGG. Me gustan las historias que ahonden en la psicología del personaje y que sean un poco arriesgadas en la forma, y también el estilo del autor me pesa bastante. Porque, como en el cine, si la historia es buena pero no está bien narrada o el autor hace quiebros simplemente para lucirse, pierde totalmente la fuerza y es aburrida y, lo que es peor, poco sincera. Me siento agradecida cuando noto que un autor ha puesto parte de sí mismo en lo que escribe, porque es como esas obras de Francis Bacon que al contemplarlas te están arañando un poco el alma.
IDR. ¿Qué estás leyendo ahora?
BGG. Precisamente, un ejemplo de lo que mencionaba: Plop, de Rafael Pinedo, que publicó Salto de Página, y me parece una obra sincera y colosal.

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Isabel del Río
Febrero 2016